24 Ene REFLEXIONES 2
Leyendo el otro día el delicioso y bien escrito libro, Juan Belmonte-Matador de Toros- de D. Manuel Chaves Nogales, encontré en boca del “Pasmo de Triana” la mejor definición de lo que es la escala humana en la arquitectura, de lo que es la creación de entornos urbanos donde el individuo existe y no desparece abrumado por lo que le rodea.
Dice:
“Nueva York no me gustó. Demasiado grande y demasiado distinto. Ni aquellas simas profundas eran calles, ni aquellas hormiguitas apresuradas eran hombres, ni aquel hacinamiento de hierro y de cemento, puentes y rascacielos era una ciudad. Va un hombre por una calle de Sevilla pisando fuerte para que llegue hasta el fondo de los patios el eco de sus pasos sonoros, mirando sin tener que levantar la cabeza a los balcones desde donde sabe que le miran a él, llenando la calle toda con su voz grave y bien entonada cuando saluda a un amigo con quien se cruza – ¡Adiós Rafaé….!“-, y da gloria verlo y es un orgullo ser hombre y pasar por una calle como aquella y vivir en una ciudad así.”
Juan Belmonte-Matador de Toros. Manuel Chaves Nogales
La ciudad, sus hitos, sus avenidas principales. ¿Y los ciudadanos?.
El reconocimiento de una identidad dentro de la tumultuosa vida ciudadana, del jadeo, de la sed aplacada en aquella fuentecilla.
¿Todo debe ser globalizado?.
- ¡Buenos días!
¿El horizonte de los espacios urbanos ha de ser siempre infinito, uniforme, imponente?.
Los barrios. El mejor tratamiento contra la soledad.
El comercio, la calle corredor, llena de tiendas, de bares, de tertulias.
Claro que son necesarios los hitos en la trama urbana. Un coliseo, una gran avenida, la catedral.
Llegó la industrialización. Las viviendas adosadas, en hilera. Iguales. Uniformes a medida para todos.
El totalitarismo aplaca las ideas, la libertad de elección, homogeneiza. El todo vale más que el individuo.
El barrio debe ser heterogéneo. Un crisol de espacios, de contraluces, de variedad. Y el individuo ha de ser el protagonista.
La arquitectura humanizada. Servidora. Libre. Identificando cada zona según el paisaje, las costumbres, la cultura. La arquitectura no es un uniforme a medida, como no lo es la poesía, la música, la pintura, la escultura ni el alma de cada individuo.
¿ Y por qué tan alto?. Piso cincuenta y dos.
¿ Y mi árbol?.
El sol se extiende sobre la plaza, la calle , ilumina las caras, calienta la ropa tendida y la orea.
La arquitectura servidora.
Los nuevos barrios. Cada frete de viviendas, separados por un bulevar de 35 m., sin bajos comerciales. No se generan barrios, no se motiva al roce humano, no se fomenta el cruce de miradas, la amistad, la tertulia mañanera.
La arquitectura servidora.
La arquitectura como disciplina artística ligada al hombre y para el hombre.
Juan Belmonte pasea por el barrio de Triana. Todavía.
Sorry, the comment form is closed at this time.